Hace algún tiempo, en conversaciones de llamada telefónica un alto dirigente del deporte en Venezuela, me dijo: “tanto te ha emocionado lo del segundo lugar del mundial femenino, que has escrito varias veces sobre el tema.” Para quien suscribe la presente columna no le quedó otra, sino sonreír en silencio más allá de lo acostumbrado en las llamadas por dicho medio, por lo antes escuchado. No es para menos, lo realizado por las mujeres, y hombres de la selección femenino de fútbol de salón de Venezuela, que estuvieron presente en el II Campeonato Mundial de Fútbol de Salón Femenino, que se celebró en Colombia, fue un acontecimiento de muchos ecos más allá del futsal.
Fueron aprovechadas las luces para hacer lo humanamente necesario en favor de salir gananciosos como equipo en cada oportunidad. Desde antes de comenzar los juegos, el engranaje se hizo de tal manera, que la empatía era hasta con quienes no formaban parte de la nómina, pero si defendían el futsal de Venezuela en el escenario que se le presentara. Son muchas las acciones por las cuales se ha de estar en una plena celebración con la plata obtenida en el mundial, producto del esfuerzo equilibrado que se hizo como equipo en la ciudad de Barrancabermeja, ciudad que en muchas oportunidades hacía sentir al equipo como parte de la casa, producto del buen trato que se recibió en los distintos escenarios, donde se presentó el quinteto que dejó en alto el gentilicio venezolano.
Desde el primer juego que jugó la selección Venezuela en el evento mundial, hasta el de la gran final, fueron encuentros realizados con entrega en crecimiento en cada oportunidad por las jugadoras, y el resto del equipo. La responsabilidad, los objetivos, el sí se puede, conjugaron de manera favorable en función de la disciplina. Una delegación de 17, perdón, quise decir de 19 personas, más las que estaban pendientes de alimentar las redes sociales, y a las autoridades, así como también los medios de comunicación de Venezuela colocaron su esfuerzo para que fuera posible estar en la final del II Campeonato Mundial de Fútbol de Salón Femenino. No fue casualidad, todo fue producto de la causalidad en la que toda la representación del país se embarcó, y ello generó los frutos esperados por cada persona.
Son momentos para seguir celebrando, y abrigarse en la esperanza de que el fútbol de salón femenino está para mejeros cosas, y de esa manera fue demostrado en la correspondiente oportunidad, desde el 6 al 16 de noviembre del año 2013, en el coliseo Luis F. Castellano de la ciudad de Barrancabermeja, llamada capital petrolera de Colombia. En dicho lugar se celebró el importante certamen mundial, donde Venezuela se ganó el segundo lugar obteniendo la medalla de plata. Seguimos adelante ya que no son tiempos de detenerse, a lo sumo quizás de bajar la velocidad, pero solo para hacer presión en el pedal del embrague y procurar la aceleración que ayudará a conquistar la meta de manera agradable. Felicidades mujeres heroínas del y en el fútbol de salón, un deporte que apasiona. Muchas felicitaciones, y habrán tiempos mejores construidos para conquistar los títulos. Amigos lectores, gracias por la lectura y hasta la próxima oportunidad. @joseceden.
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