sábado, 28 de noviembre de 2020

EL PEROLERO EN LA MESA

En algunas oportunidades, cuando alguien se presta a desempeñar un oficio, cualquiera sea el mismo, y en favor de uno de varios usuarios, se debe contar con una práctica operativa, o con una mecánica para realizar las actividades. Pero también, hay la necesidad de algunos objetos o instrumentos para desempeñar la actividad correspondiente de la mejor manera. A propósito de comentar sobre algunos temas que se han escrito por este espacio, quien suscribe tuvo una interesante conversación con el árbitro internacional, el venezolano Javier Guzmán. Hubo mucha coincidencia, en cuanto a la formalidad de las personas que se desempeñan en la mesa de control, cuando se realizan encuentros de fútbol de salón cualquiera sea la categoría

Ciertamente, existe mucha eficiencia en el desempeño de quienes actúan en la mesa de control; hace algunos días es este mismo espacio se colocaron algunos ejemplos de personas que hacen la mejor de las actividades en la mesa de control. La idea es llegar a la excelencia, mantenerse y aportar al crecimiento de lo que haya que realizar, sólo que para la ejecución de dicha actividad hay que disponer de unos objetos, que los mismos se han convertido en personales, y que sirven de mucho al momento del desarrollo de los juegos de futsal. Así que, los objetos que deben utilizar quienes actúan en la mesa de control deben ser exactamente para el tiempo de juego.

Amigas lectoras, y amigos lectores, así que, sobre la mesa de control solo deben encontrase los implementos u objetos esenciales para el desempeño del anotador y el cronometrador, es de mejor explicarme, que para las mujeres o los hombres que realizan la actividad en la mesa de control. Estos son: planilla de anotación; lápices (negro, azul, rojo); cronometro; y los respectivos silbatos del anotador, y del cronometrador. Existen otros implementos, que pueden llamarse secundarios, los cuales no deben estar colocados sobre la mesa de control, pero si en algún lugar discreto de tal manera, que al momento de ser necesitados, se tenga fácil acceso a ellos. Esto puede englobar; todo tipo de estuches, ya sea de silbatos o de lápices, las reglas, los borradores, correctores, resaltadores, toallas, teléfonos móviles, vasos, tazas, entre otros.

Cuando quienes llevan la “voz cantante” en el control de la mesa están en sus acciones, deben tener en la misma lo estrictamente necesario, a fin de que al momento de realizar lo que corresponde, no haya confusiones, que puedan incidir en los resultados de cada jugador, o de los equipos que se enfrentan en el juego. La atención debe ser plena, concentración total, y excelente trabajo de equipo entre quienes están en la mesa de control, y los árbitros que están en el rectángulo de juego. Lo que haya más allá de lo básico sobre la mesa de control es considerado, como un objeto extraño; o como se intitula el presente espacio “parte del perolero en la mesa.”

Son situaciones para reflexionar, para darle la observación que en cada oportunidad debe hacerse. Tener prudencia hasta en el cuido, y no sea que una gota de líquido para el consumo humano haga más daño que una raya de tinta de bolígrafo. El mejor anotador es aquel que desarrolla su trabajo con imaginación, imagina que efectivamente hace su trabajo con eficiencia. Amigas y amigos lectores hasta una nueva oportunidad. @joseceden.   

sábado, 21 de noviembre de 2020

PLATA PARA CELEBRAR.

En el II Campeonato Mundial de Fútbol de Salón Femenino de la máxima categoría, celebrado en el año 2013, el equipo de Venezuela estaba esperanzado en la posibilidad de estar en el cuadro de honor, pero el trabajo disciplinado de cada persona, que conformaba el mismo los conllevó a que las aspiraciones se convirtieran en la realidad de jugar la final. Las jugadoras del quinteto representativo del fútbol de salón de Venezuela realizaron la más importante gesta deportiva internacional del género femenino, como deporte de equipo en la ciudad Barrancabermeja hace siete (7) años, cuando se jugó la final contra la excelente selección Colombia en su propio terruño. Un encuentro exigente para los dos seleccionados, tan así que el marcador fue con una diferencia de un gol; dos equipos que se entregaron a jugarlo todo por la gloria que genera el resultado final. Pero aun así, con el marcador que señalaba la pizarra electrónica del gimnasio luego de los 40 minutos de juego, ambos equipos se sentían embadurnados de alegría.

Hace algún tiempo, en conversaciones de llamada telefónica un alto dirigente del deporte en Venezuela, me dijo: “tanto te ha emocionado lo del segundo lugar del mundial femenino, que has escrito varias veces sobre el tema.” Para quien suscribe la presente columna no le quedó otra, sino sonreír en silencio más allá de lo acostumbrado en las llamadas por dicho medio, por lo antes escuchado. No es para menos, lo realizado por las mujeres, y hombres de la selección femenino de fútbol de salón de Venezuela, que estuvieron presente en el II Campeonato Mundial de Fútbol de Salón Femenino, que se celebró en Colombia, fue un acontecimiento de muchos ecos más allá del futsal.

Fueron aprovechadas las luces para hacer lo humanamente necesario en favor de salir gananciosos como equipo en cada oportunidad. Desde antes de comenzar los juegos, el engranaje se hizo de tal manera, que la empatía era hasta con quienes no formaban parte de la nómina, pero si defendían el futsal de Venezuela en el escenario que se le presentara. Son muchas las acciones por las cuales se ha de estar en una plena celebración con la plata obtenida en el mundial, producto del esfuerzo equilibrado que se hizo como equipo en la ciudad de Barrancabermeja, ciudad que en muchas oportunidades hacía sentir al equipo como parte de la casa, producto del buen trato que se recibió en los distintos escenarios, donde se presentó el quinteto que dejó en alto el gentilicio venezolano.

Desde el primer juego que jugó la selección Venezuela en el evento mundial, hasta el de la gran final, fueron encuentros realizados con entrega en crecimiento en cada oportunidad por las jugadoras, y el resto del equipo. La responsabilidad, los objetivos, el sí se puede, conjugaron de manera favorable en función de la disciplina. Una delegación de 17, perdón, quise decir de 19 personas, más las que estaban pendientes de alimentar las redes sociales, y a las autoridades, así como también los medios de comunicación de Venezuela colocaron su esfuerzo para que fuera posible estar en la final del II Campeonato Mundial de Fútbol de Salón Femenino. No fue casualidad, todo fue producto de la causalidad en la que toda la representación del país se embarcó, y ello generó los frutos esperados por cada persona.

Son momentos para seguir celebrando, y abrigarse en la esperanza de que el fútbol de salón femenino está para mejeros cosas, y de esa manera fue demostrado en la correspondiente oportunidad, desde el 6 al 16 de noviembre del año 2013, en el coliseo Luis F. Castellano de la ciudad de Barrancabermeja, llamada capital petrolera de Colombia. En dicho lugar se celebró el importante certamen mundial, donde Venezuela se ganó el segundo lugar obteniendo la medalla de plata. Seguimos adelante ya que no son tiempos de detenerse, a lo sumo quizás de bajar la velocidad, pero solo para hacer presión en el pedal del embrague y procurar la aceleración que ayudará a conquistar la meta de manera agradable. Felicidades mujeres heroínas del y en el fútbol de salón, un deporte que apasiona. Muchas felicitaciones, y habrán tiempos mejores construidos para conquistar los títulos. Amigos lectores, gracias por la lectura y hasta la próxima oportunidad. @joseceden.