Aun
no he visto el primer grupo de aficionados, o alguno de sus miembros, que en
algún juego de fútbol de salón haya anotado un gol y el árbitro lo haya dado
como valido para algún equipó. Esto está lejos de ser cierto. Pero lo que es una
verdad bien dicha es que, jugar frente a una cantidad de aficionados que apoya,
que aplaude, que exige en buena manera, es de gran ayuda en el desempeño de los
jugadores, y sobremanera del equipo. Es una situación que por lo general se
puede observar de manera muy seguida en el fútbol de salón como deporte
espectáculo. Donde, quien paga para disfrutar del evento debe ser tenido en
cuenta por quienes son responsables del evento que de manera ordinaria se
celebra para el bienestar de una cantidad importante de personas.
Los
aficionados también son objeto de sanciones, aun cuando la novísima Ley del
Deporte, y el Reglamento de la misma norma antes señalada no establece nada en
lo particular. Pero en cuanto a la norma federativa, la misma señala algunas
sanciones, y de igual manera lo hacen algunas organizaciones, todo con la sana
idea de proteger el deporte y sobremanera a quienes están en la actividad
deportiva. Algunos escenarios cuentan con aficionados que regularmente asisten
en mayor o menor cantidad, pero de igual, el comportamiento de quienes asisten
a apoyar la actividad deportiva, tienen mucho que ver con la forma como
responde el atleta que se desempeña en el rectángulo de juego, ya que si su
comportamiento es bueno será respetado como se merece, pero si su
comportamiento deja mucho que desear en cuanto a su desempeño el publico
también lo rechazará de manera contundente.
En
los distintos escenarios del fútbol de salón nacional los aficionados tienen
cada quien sus razones, sus nortes, y en la mayoría de los casos, como es de
lógica aplauden a sus equipos. Pero también, cuando el contrincante desarrolla
un juego de agrado de buen espectáculo en cuanto a lo que se quiere, por lo que
se paga, ofrece respeto y aplaude con gallardía el comportamiento del jugador o
de los jugadores. Amigos lectores, en esencia el aficionado es respetable y
debe dársele el mejor de los tratos, de tal manera que cuando se le exija el
mismo corresponda la exigencia esperada. Es de recordar que el aficionado hace
el mejor de los aporte, y de su presencia depende en gran medida que al equipo
llegue desde la gerencia deportiva la inversión que todos quieren.
En
el gimnasio, en la cancha de la comunidad, o en la calle del barrio, todos esos
escenarios tienen su afición y a los mismos debe dársele el mejor de los tratos
para siempre contar con sus aplausos. El talento está, y el aficionado lo busca
porque quiere observar y premiar lo mejor de ese talento. Entonces lo ideal es
dar lo que usted quiere que le den. Amigos lectores, gracias por acompañar la
lectura de éste su espacio, nos vemos en una nueva oportunidad. Para contactos
puedes hacerlo por @joseceden.
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