No
existe comunidad de alguna región del país donde sus habitantes no practiquen
caimaneras de fútbol de salón o como se dice comúnmente futbolito. Una verdad
inocultable y en la cual muchos existen muchos colaboradores; desde las
personas que de manera formal hacen la práctica, hasta quienes por lo regular
no asisten a los juegos oficiales por una u otra razón o punto de vista,
respetable este por cierto. Incluso algunos practicantes sólo prefieren jugar
en la calle con las dos piedras que hacen referencia a los arcos, donde las
reglas de los caballeros son respetadas y sin la presencia del árbitro.
Desde
hace muchos años comenzamos a suponer los dirigentes que el fútbol de salón es
el deporte de mayor practica en el país; es razonable la opinión para quien
deja el confort y comodidad de su casa para dedicarse unos minutos a caminar
las calles de su comunidad, contemplar como se divierten las personas, grandes
y chicos, en cada caimanera realizada en las canchas habituales y otras que
pese a no contar con la reglamentación correspondiente igual los prácticamente
desarrollan la pasión que solo es generada por un deporte cuyas características
lo hace de practica permanente y sin igual.
Un
detalle descuidado, quizás, ha colaborado que el fútbol de salón no sea el
deporte mas popular en la población en forma general. Otra verdad inocultable;
los equipos se dan de manera integra en el rectángulo de juego, la
competitividad es de primer nivel, solo que las tribunas están carentes de públicos
en cada oportunidad que los actores están en el rectángulo de juego; esto tiene
pocas excepciones, donde los puestos de las tribunas están escasas para quienes
llegan luego del pitazo que declara que ha comenzado el juego. Otra tarea en la
cual debemos asumir, y sumar ganas. Actividad en la cual nos pueden ayudar
muchos las escuelas. @joseceden.