martes, 18 de octubre de 2016

STEFANY HERNÁNDEZ UN EJEMPLO A SEGUIR


Lo realizado por la guayanesa Stefany Hernández en los Juegos Olímpicos Río 2016, no tiene comparación alguna con relación a alguna conquista olímpica por atleta venezolano en competencias deportivas. Lo acontecido antes de la largada final dejó a más de uno perplejo, los de aquí y los de allá; en mi caso, que soy poco conocedor de ese tipo de competencia, me quedó decir, solo ella sabe el valor del tiempo y de cuanto significa esa carrera. Acción esta que la catapultó a la inmortalidad deportiva de Venezuela y el mundo.

La carrera anteriormente señalada, fue de mucho significado para Stefany, para el equipo que la acompañó en su preparación y para los más de 30 millones de venezolanos. El gesto de tomar la bicicleta, y cambiar los factores no alteró el producto; pero si representó una importante suma de esperanza en quienes vemos cada di en Stefany como una de nuestras mejores embajadoras deportivas. Esa esperanza que fue una realidad, es ahora una motivación mundial de estos nuevos tiempos, y para todos los escenarios. Su desempeño la ubicó en el cuadro de medallas de su competencia, y ahora es invitada de honor a todos los escenarios; como debe ser.

Sus desbordes de gentileza hacen de ella una personalidad a seguir, sencilla y la humildad sale hasta por los poros. La acción de la guayanesa, la medalla conquistada, y en esencia ella misma han hecho la posibilidad de que nos veamos en el espejo de las posibilidades bien trabajadas. De las reacciones que el ser humano es capaz de desarrollar para conquistar metas trazadas. Los deportistas en general, y toda la sociedad debería aprender de esta excelente lección que nos permite la guayanesa Stefany Hernández. Ella es gente de mi gente, su accionar es sin igual. Stefany deseo que la Divina Providencia siga iluminando tus caminos y dirigiendo tus pasos. Amigos lectores, para contactos en Twitter e Instagram @Joseceden.

martes, 4 de octubre de 2016

FÚTBOL DE SALÓN MOVIMIENTO Y VIDA.


Desde hace algún tiempo el deporte de mayor práctica en el país ha estado bien movido en todas sus estructuras; de una u otra manera el fútbol de salón se ha hecho sentir. Para algunos no es la forma que esperan o a ellos no le parece; son múltiples las opiniones que se extienden en el amplio mundo de las redes sociales. Algunos emiten opiniones bajo algún seudónimo, como para no comprometerse con lo que dicen; otros lo dicen de forma abierta, solo que sus letras o frases no cumplen con la veracidad correspondiente. Otros más osados opinan hasta con groserías, bajo una justificación de que así son ellos. Olvidan que son personas naturales con personalidad pública; además que lo que ellos escriben está al alcance de ser leído por niños y adolescentes; quienes son los más frágiles de nuestra sociedad y necesitan de nuestro ejemplo de manera permanente.

No debemos ampararnos en la libertad de expresión para decir cualquier sarta de groserías. Deberíamos hacer lo contrario para dar a conocer lo elegante de nuestro deporte y sus protagonistas. Es necesario dibujar con la palabra escrita, cuanta belleza existe en el deporte del presente siglo. Aun cuando la mayoría sabe que nuestro deporte no tiene competencia, ni iguales, es necesario que se siga diciendo pero con fundamento, ya que seguimos formando personas de generación en generación. Debemos dar el ejemplo y unirnos en los colores de las tarjetas, que son los mismos de nuestra bandera en el caso de Venezuela.

Estas líneas mucho costaron para hacerlas una realidad, ya que la belleza arquitectónica que desempeñan los y las salonistas en el rectángulo de juego, alcanza para mucho resaltar; pero no quedó de otra, y ya es una realidad. Del resto es una necesidad colocar control al teclado en función de que hagamos lo humanamente posible por resaltar lo mejor de nuestra gente; y lo que haya que reclamar o corregir se haga de la manera correspondiente. Podemos demostrar que si es posible resaltar lo nuestro; el cambio comienza por nosotros mismo y podemos hacerlo; nuestro ser lo exige, lo reclama, y lo mejor es que lo escucha. Para contactos @joseceden.